sábado, 23 de abril de 2011

...

Ojos


horizonte en espejo


respiración sincrónica


(narcisismo y vanidad)


en la ilusión


de un nosotros


para dos.


Enardecidamente


intentando


asir en un puño


ese instante.



Y sin embargo vasta


la distancia


y el tiempo


para sentenciar


la finitud


implacable


de nuestros egos.

jueves, 7 de abril de 2011

γνωθι σεαυτόν

Creo que lo habrá dicho alguien por ahí, es demasiado bueno para que se me halla ocurrido a mi. La frase es la siguiente: La madures comienza cuando uno asume sus propios límites.

Esto que podría parecer una verdad de Perogrullo. Que hace apenas 5 años, en mi fervoroso afán de vivir todas las vidas hubiera desestimado sin mayor reflexión dado el sustrato conservador de su argumento, hoy se me antoja valiosísimo.

No hablo de los límites de lo real, siempre relativos frente a la voluntad y los azares. No hablo de sumisión, conformismo o resignación. Sino de ser conscientes de lo que humanamente podemos lograr. Este ser consientes no descarta reconocer el limite a superar, a mejorar, a trascender. Mas bien comienza por asumirloo.

Sencillamente sincerarnos respecto a que cosas y en que termino podemos hacer para que la realidad se nos ofrende auspiciosa a nuestros proyectos, a nuestros sueños…

Los antiguos que siempre la tuvieron re clara, lo expresaron a través del siguiente aforismo cuya autoría esta en discusión aun en nuestros días: Conócete a ti mismo (gnóthi seautón)

Esto que lejos de constituir la frase de broche de un cuento de Bucai fue el requicito previo a visitar al gran oráculo, vuelve a ser imperioso en estos tiempos de cambalache, ya que conocernos a nosotros implica a la vez conocer a los demás; y asumir la finitud, el primer peldaño para revelarnos contra el mundo profano y ascender virtuosamente por la senda dorada hacia la trascendencia.