viernes, 4 de marzo de 2011

La via irreductible a todo


“El peronismo es la vía irreductible a todo” lanzo al pasar un entusiasta camisetero del proyecto a modo de clausura de cualquier debate. Estas palabras cifran una verdad que trasciende el ímpetu infantil de la afirmación. Otro disertante me decía por allí que el Peronismo no podía ser la vía irreductible a nada, como no lo fue ni el comunismo ni el cristianismo. Discrepo, ya que en esencia, ciertas expresiones históricas del cristianismo y del comunismo, seguramente sus momentos de mayor vitalidad y expansión, han sido momentos populistas. El peronismo en su continuidad criolla, tortuosa y contingente, pero indiscutiblemente actual.

El peronismo es la expresión culmine de lo nacional-popular en la tradición política argentina. Este concepto de cuño gramceano fue evocado por nuestro querido tano preso en momentos en los que su pensamiento trataba de abarcar la problemática de la construcción política en las configuraciones culturales de su tiempo. Una transición histórica en la que los regionalismos comenzaban a organizarse bajo el aglutinante del moderno Estado-Nacion. Ya Laclau va a desarrollar su análisis de cómo los momentos populistas irrumpen en la construcción de los regímenes (tanto de izquierda como de derecha), organizándose en torno a un lazo libidinal. Una interpelación emotiva, que para horror de la modernidad burguesa trascienden su individuo racional haciendo opciones electorales en la soledad del cuarto oscuro para dar lugar a la democracia efectiva de los cuerpos movilizados plebiscitando su destino en el ágora de la plaza pública para desatar su sinfonia de un sentimiento.

Por supuesto que las identidades políticas juegan un papel clave y condensan sentidos que de ningún modo son los mismos. No es lo mismo el populismo de Hugo Chávez o que el de Jean-Marie Le Pen para citar un ejemplo de los objetos que recorta Laclau en su estudio.
Lo cierto es que estas constelaciones de sentido no pueden constituirse en base a discursos doctrinales, sino a símbolos que condensen sus ideas rectoras bajo el cálido aliento de la mitología. De otro modo no tendrían fuerza y languidecerían en las bibliotecas de la socialdecracia ilustrada o el elitismo filoliberal. Es por ello que el relato que organiza y moldea las tradiciones políticas que llegan a hacer historia requiere mitos fundacionales que sostengan la acción y proyecten un horizonte utópico. El peronismo nació grande, aunque construcción estatal, tiene como antecedente la jornada del 17 de Octubre.

Quienes padecemos el microclima del ultraizquierdismo infantilista propiciado por la pequeñoburguesia universitaria culposa, asistimos cotidianamente al consignismo que puebla las paredes de las facultades de la Universidad Publica. En el se puede atisbar el intento de conexión con los mitos que organizarían sus tradiciones: Las figuras de Trotsky o Mao que ponen en evidencia su alienación respecto del mundo del trabajo asalariado; la evocación romántica del Cordobazo (omitiendo las consignas sobre la vuelta de Perón) o la que últimamente mejor da cuenta de la condición postmoderna en la que se ha sumido la pequeñoburguesia ultraizquierdista, el mito del argentinazo del 2001… Como fuere, en el intento de construcción de esta épica puede constatarse la afirmación Horacio Gonzales de que finalmente: Nadie da la vida por el superávit fiscal…

En estos momentos la disputa en torno a cargos y espacios de poder hacia adentro del kirchnerismo a desatado como hilo argumental una discusión ideológica sobre la identidad peronista o un supuesto desplazamiento que recolocaría al kirchnerismo como un nuevo y superador movimiento histórico. Con ello se pretende borrar las aristas más conflictivas de la historia peronista haciendo del kirchnerismo el legado histórico puro, cristalino y apto para el consumo de la progresía de perfil blanco de la que Sabbattela pareciera ser su expresión más acabada.

Este cronista no se inquieta tanto por el supuesto entrismo progresista como por el acervo conservador que en el peronismo aun late, como los primigenios lovercraftianos, esperando el momento en que los astros estén nuevamente en posición para habilitar su retorno.

Sin embargo, como bien me indicaba el compañero Santiago en esos edificantes encuentros cervesales, en la nota de Caras y Caretas sobre la tan mentada neojuventud maravillosa, Chulak se remite a la figura de Néstor Kirchner y de cómo "le devolvió la política a una generación". Es el descarado intento de un relato que supere y mistifique un movimiento (Nuevo Encuentro) que nace a la luz de una gestión eficiente de un intendente que sobrevive milagrosamente al naufragio aliancista… Esta todo bien, pero tu mito es prestado macho! No te pedimos que te sumes al Pj (del que tampoco soy parte) pero podemos entender también que otros se tragan al sapo de Scioli mientras que los honestos y transparentes construyen en la evocación del único peronismo presentable en muchos años para venir a decir: “Esto ya no es peronismo sino algo superador…”

Otro tanto queda para las vertientes “peronista” del kirchnerismo duro como el Evita o esa juventud esclarecida de la Campora. Esta fantástico tener mitos, pero también conocer un poquito de historia, un poquito… (y no es que uno sea un peronofilo como el compañero Santiago). Es que justamente quienes se proponen hacer política, es decir, tener una injerencia transformadora en su realidad histórica, la iconografía debiera ser apenas un elemento más al que apelar. Una herramienta de interpelación a las masas cuyo valor, polisémico como el de todo signo, siempre este en disputa. Fetichizar la iconografía y la liturgia cosifica los posibles desplazamientos históricos de un movimiento popular y por ende esencialmente mestizo, sincrético. Todos los movimientos de la historia pueden ser tan regresivos como superadores., he ahi la vigilancia profetica que toca a la militancia. Pero esta cocificacion miope y mas proxima a la camiseta que a la reflexion responsable obtura además la posibilidad de pensar y conformar nuevas estrategias para integrar otros sectores sociales al movimiento de masas, en pos de un purismo que ni el frejuli, y ni siquiera la formula Peron-Quijano hubieran podido tolerar . Una idiotez de dimensiones catastróficas para la continuidad histórica de esta encarnación presente del Peronismo. Un tipo de encarnación histórica a la que quienes vivimos los 90s siquiera soñábamos asistir.

4 comentarios:

  1. Costó pero salió. El post que merecía el tema (mucho autobombo no?). Y en cuanto a tomar el mito prestado, no es tanto lo que puede molestar a terceros sino las dificultades que trae hacia el interior de una fuerza x a la hora de la construcción política.
    Igual, por las dudas, ponele un cartelito tipo "parental advisory-explicit lyrics", explicando que no es un post antiprogre-peronofilo.
    Para que ninguno se confunda y quiera ganar discusiones que nunca existieron (al menos en el post)
    Saludos!

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  2. Le pegan tantas vueltas a una pelea de espacios que ya parecen troskistas, cada muñeco juega la suya porque le conviene, no hay peronologia que te salve del oportunismo.

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  3. que paso que no postea más? se quedo sin nafta?
    tenes que ver los ultimos posteos derrapantes de oac

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  4. "Este cronista no se inquieta tanto por el supuesto entrismo progresista como por el acervo conservador que en el peronismo aun late, como los primigenios lovercraftianos, esperando el momento en que los astros estén nuevamente en posición para habilitar su retorno."

    Brillante... de todas formas, sigo sin fumarme a progres como Sandra Russo, ponele. Ja.

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