martes, 26 de junio de 2012

... del árbol caído.



¿El representante electo de la CGT es alguien ontológicamente tan malvado, como parece que ahora acabamos de descubrir? ¿O algunos en el campo nacional y popular venimos haciendo las cosas no tan maravillosamente como debiéramos? 

Pensémoslo un minutito y en abstracto ¿Pueden las máximas representaciones de los trabajadores estar afuera de la mesa de decisión de un proyecto popular? ¿En qué momento comenzamos a naturaliza que tal cosa fuera posible, viable y quizá (según escuche a algunos compañeros) deseable?...

 Los espasmos de indignación 678chescos están bien para charlar con la vieja del almacén, pero la militancia... debe comenzar a darse algunos debates. El microclima no enriquece ningún proceso compañeros.

2 comentarios:

  1. concuerdo en la critica a cierta "militancia" que hasta hace unos meses se mataba por una camperita que diga "juventud sindical" "CGT" "camioneros" para porongear y sentirse "obrero" (sobre todo en la facu) y ahora de repente reniegan de hugo y lo critican despiadadamente.. pero si bancamos las argumentaciones de hugo... tendriamos que estar con la cta de micheli??

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  2. Anónimo, me gustaría saber ante todo con quien tengo el gusto de interlocutar. Eso generaría un debate mas ameno en el que al menos estaría clara cual es la escena enunciativa.
    En mi texto nunca aludo a las argumentaciones de Hugo. Justamente por que creo que son lo menos relevante. Este no es un paro, sino un hecho político. Un posicionamiento y una medición de la correlación de fuerzas. Esa es la dimensión del acontecimiento, si lo que queremos es hablar de política.

    Mi escueto escrito ni siquiera iba a eso, sino a la nada reflexionada reacción de entre quienes nos contamos como parte del campo nacional y popular. ¿Como puede estar sucediéndonos esto a nosotros? Y no lo pregunto con exclamación indignada, sino como honesto cuestionamiento a un modo de construcción excluyente que de tanto pelotudeo a los compañeros que generosamente han puesto el cuerpo en más de una ocasión, encuentra en la CGT un triste detonante. No nos deberíamos haber permitido este extraño escenario de tener a la CGT enfrente, si no hubiera habido un manejo realmente atolondrado en relación a la construcción de un espacio que contuviese a todos.

    Como Carrasco, no creo en la infalibilidad del Papa… y de estas cosas hay que aprender a estarse serenos y recomponer lo que se pueda, no “ir por todo” como buenamente vemos que en ningún territorio particular, a dado buenos resultados.

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